¿Qué me separa y qué me une a ese momento? No lo sé. Sospecho con casi certeza de su verosimilitud que es mi sensación interna, mi clima propio el que se repite. Imposible es pensar que en casi diez años no haya estado o reparado en una mañana como esta.
Al cielo no lo irrumpe una sola nube. El sol no llega aun a los 45 grados desde el horizonte. Se da un momento misteriosamente energético cuando mi tren confluye a un transitado camino de vías en el que dos trenes más confluyen. El avance en paralelo de las tres bestias metálicas. El temblor magnífico.
Hoy no me siento salir a ninguna parte. Hoy soy yo respirando este presente fresco y con sol ahí fuera. ¿Será acaso que el camino se desarrolla de todas formas bajo los pies? ¿Será que en la inocencia se cree que uno es el que sale y avanza, el que mueve la bestia metálica? De cualquier forma, respirar el presente es una necesidad vital que, como casi todas, recordamos sólo cuando por casualidad nos topamos con ella.
FEBRERO 2009
FOTO: MAURO ROJAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario