Regreso al tren (indiferente)

Como si se tratara de una repetición cíclica de la vida, me encuentro cada cierta cantidad de meses ocupando mi asiento en un vagón de tren. De forma casual y sin buscar ni creer yo que exista una comunión con su ser. No me desagrada: Sólo me sorprende. Hoy es el ferrocarril Roca con destino a Constitución. Fue hace años el tren mismo que aborde por vez primera. Lejos ahora, creía conocer tanto la ciudad (mi idea de ella era algo conocido), que al verla desde los cuadros andantes de las ventanillas no puedo sino desorientarme por un segundo. Desde el tren la ciudad que conozco hasta su médula es similar a otras ciudades, los barrios a otros barrios. Por un instante recuerdo similar escena partiendo de la estación de Merlo rumbo a Marcos Paz; o haciendo escala en Liniers. Eso significa que desde el tren es bien poco lo que se puede conocer. Desde el tren sólo se ve el típico borde de vía, con casas, gentes, locales distintos pero que comparten con los de otras ciudades el mismo espíritu y la misma ideología. Conozco de todo tan poco como un foráneo poco conocerá la ciudad de La Plata desde las vias del tren y su estación.

Si algo debo decir es que me siento distinto hoy en estas instalaciones de ferrocarril que hace años en los mismos caminos de acero. Hay una notable evolución en cierto sentido: una especie de lobreguez ha sido erradicada. ¿Mantenimiento, modernización, alteración de mi percepción después de casi un año de constantes viajes por otras tantas estaciones?
He llegado a sentir que en el tren me encuentro en casa, quizá influenciado por la intimidad que me brinda y me invita a volver a escribir cada vez.




MAYO 2010

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